La Beneficiosa Función Terapéutica del Olvido
Con independencia de la mayor o menor fe que tengamos en la beneficiosa función terapéutica del olvido como herramienta para evitar rencores y bajas pasiones que nos desequilibran, quizá lo más relevante sea no tanto olvidar, como analizar el hecho de que el odio o el rencor nos debilita.
¿Y si los profetas que propugnan la constante memoria saben que el odio y el rencor nos debilita y por eso nos lo proponen como conveniente y necesario, utilizando para ello a veces argumentos comunes y obviedades enmascaradas como sesudos razonamientos, como que no hay que olvidar para que la historia no se repita?.
¿Qué interés tienen en mantener a la gente en el caldo de cultivo del rencor si saben, como sospechamos, que eso nos hace débiles?
¿Y si fuera verdad todo o parte de lo que aquí expongo?
Que tengáis unos felices, pacíficos y tranquilos días de descanso.
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El Museo de la Palabra en las Redes Sociales
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Luis Cernuda
La vieja piedra,
silenció la memoria,
muda de olvido.
olga
El olvido
ese Edipo pidiendo a gritos
una reina por la cual
sacarse los ojos a tirones.
Alejandro
Es verdad que la voz de los profetas, la de los sabios y la de aquellos que guardan en su memoria la experiencia de la vida nos aconsejan que el olvido es beneficioso para el alma. Pero es tan difícil olvidar, aun sabiendo que repercute en nuestra salud, en nuestra personalidad, en nuestra forma de ser. Por eso, la raiz del olvido ha de comenzar por un profundo silencio que acalle el grito interior de aquellos, como los profetas, sabios y conocedores también del mundo, claman la venganza como medida de hacer historia. Antes de hablar, silencio. Antes de andar, silencio. Antes de ser, silencio.
Actuar sin recompensa
ni beneficio alguno
es a lo que aspira el olvido
y su eterno tronar.
Pasar sin ser oído ni esperado.
Volver a ver lo que se fue
sin ser recompensado.
Volar donde habitan las alondras
aunque no se vislumbre
sendero donde descansar.
El olvido nos aguarda,
cual Universo infinito,
siempre está ahí
aunque no lo sintamos.
Muchas gracias por tus palabras, Julio!