Conseguir con la Palabra los Objetivos Legítimos de la Humanidad

El Olvido nos hace más fuertes

Cómo conseguir con la palabra los objetivos legítimos de la humanidad…Dialogando, hablando y comprendiendo al otro. «Comprenderlo todo es disculparlo todo».

El edificio más sólido es aquel que tiene por cimientos el diálogo, la comprensión y el olvido. El odio, el rencor y la duda son las termitas que lo corroerán lentamente. ¿Quién ha pensado que el olvido no nos hace más fuertes? El rencor, la memoria y el odio nos hace débiles y nuestra debilidad puede provocar la tentación de los peor formados y con menos consistencia intelectual y cultural, para blindar sus deficiencias psicológicas, culturales e intelectuales. Aprovechándose de la gente, inoculándoles el sentimiento de odio con el pretexto de recuperar la memoria.

Olvidar es un valor positivo y un ejercicio de los fuertes… ¿O a lo mejor son fuertes porque han aprendido a olvidar?

¿Os imagináis que sería de Alemania si se les estuviera recordando y exaltando continuamente el valor de los jóvenes que les acribillaron por saltar el muro de Berlín? ¿Y qué sería de Alemania si se cebaran contra estos otros jóvenes que les dispararon? El olvido les ha hecho fuertes. Saber olvidar es un ejercicio de los fuertes.

En las culturas más mediterráneas, se acostumbra a confundir el olvido y el perdón. El perdón es patrimonio del alma y tiene que ver con la moral. El olvido es patrimonio del «cuerpo» y tiene que ver con su salud. Quien no olvida genera rencor y odios y se convierte en víctima de sus rencores. Hay que ser muy fuerte para olvidar, pero la fortaleza es un valor positivo, y que a veces parece producir miedo o temor en aquellos dirigentes peor dotados culturalmente. La debilidad de sus pueblos les debe dar seguridad.

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9 Comments

  1. Alejandro Palavecino

    Tengo serias dudas sobre la premisa principal de esta nota. El olvido nos hace débiles. Si olvido quienes son mis padres, pierdo mis raíces, Si olvido mi tierra, pierdo mi cultura, Si olvido mi cultura, no voy a ninguna parte. El rencor y el odio no se vencen olvidando, se derrotan aprendiendo. Tomemos por ejemplo el racismo. Es sano olvidar que el otro es distinto a mí para no odiarlo? No es más sólido mi abrazo a ese otro si aprendo a cultivar las diferencias como una forma de enriquecernos?

    En las dictaduras latinamericanas, de donde vengo, no es posible olvidar. El olvido sólo nos conduciría a repetir los mismos errores. Estamos obligados a recordar, aprender y superarnos. Olvidar, creo yo es un ejercicio de los débiles, de los que no se atreven a mirarse al espejo. En todo caso la memoria es invencible, está en nuestros genes. El ejercicio del olvido es inútil, porque la memoria es obstinada y necesaria.

  2. Estimado Alejandro,

    Quizá no quedó demasiado claro que cuando me refería al olvido no me refería a la descerebración absoluta de la memoria, si no a la dura herramienta de la comprensión. Por eso decía que comprenderlo todo es disculparlo todo.

    Si la memoria la utilizamos como caldo de cultivo y pretexto para sentirnos constantemente agraviados, acabaremos siendo constantemente víctimas y en algunos casos, corriendo el riesgo de permanecer constantemente víctimas, y en algunos casos, corriendo el riesgo de permanecer constantemente en el caldo de cultivo del victimismo.

    ¿Y si eso acaba convirtiéndose en el «dolce far niente» del victimismo?. Creerme, lo duro es olvidar. Comprender. Disculpar. Sacar conclusiones. Evitar desde esta fortaleza que ciertas cosas vuelvan a ocurrir.

    Hay un hecho tan simple como olvidado, es injusto para nosotros mismos y para toda la sociedad juzgar los acontecimientos históricos del pasado con la perspectiva y el conocimiento del tiempo presente.

    ¿Y si más o menos por ahí fuera la cosa?

    No pretendo llevar razón, es más no quiero llevarla pues creo que la razón en exclusiva no la tiene nadie. La razón es algo que está un poquito repartido entre todas las personas.

  3. Ariel

    Sí. Creo que absolutamente todos estamos de acuerdo con la necesidad de la “memoria histórica” como parte de nuestras culturas y como medio para no repetir errores. En lo que lamentablemente seguiremos en desacuerdo (espero que no por mucho tiempo más) es con el “olvido de antiguos agravios”, que por el contrario, su constante enrostrar lejos de traer soluciones tan sólo puede reproducirse y multiplicarse en nuevos agravios.

  4. Alejandro Palavecino

    Tal vez olvido no es la palabra correcta. ¿Podemos realmente olvidar? Quiero decir, ¿no estamos programados incluso genéticamente para recordar? El olvido, por tanto no es la solución. ¿Podría una víctima olvidar el dolor provocado por su victimario? Probablemente no. Es posible, y tal vez deseable, sí que el herido (individuo, colectivo, nación) llegue a comprender e incluso perdonar; pero eso requiere también un movimiento del agresor (individuo, colectivo, nación), que inicie por su lado un movimiento hacia el arrepentimiento, al reconocimiento del daño causado.

    De otra manera no podríamos avanzar como especie en proceso de civilización. Los antiguos agravios no se olvidan (los ejemplos históricos están a la vista), lo que sí podemos hacer es superarlos juntos. Es decir, dejarlos atrás como una pieza en un museo que nos recuerda lo que fumos para no volver atrás.

  5. Ariel

    A simple vista parecería un problemita de sintaxis el que nos mantiene discutiendo, pero no.
    En vano es querer explicar que uno se refiere a olvidar los antiguos agravios, justamente porque recordar el pasado como un agravio nos predispone sensibles, ofuscados y parciales, mientras que recordarlo como un hecho histórico nos da más distancia, frialdad y objetividad para juzgar lo sucedido y aprender de ello.
    Y en vano es pensar que el otro no entiende nuestro punto de vista, la realidad es sí lo entiende, pero simplemente no lo comparte.

  6. olga

    Leyendo el artículo y los distintos comentarios me siento en la disyuntiva de estar de acuerdo con todo lo que se plantea y también con todos los matices aportados, doy por supuesto, que todos los que participamos en este «debate» estamos totalmente de acuerdo en la intención de fondo. Las palabras son un vínculo (entre otros) de la humanidad pero por desgracia, a menudo, también son fuente de malentendidos. He buscado en el diccionario el significado de «olvidar» y decía lo siguiente «dejar de retener algo en la memoria». Basándome en dicha definición, intento a continuación aportar mi punto de vista con intención mediadora.

    Para dejar de retener algo en la memoria, primero hay que tenerlo en la memoria, es decir hay que verlo y mirarlo. La ceguera y la ignorancia no es olvido. Y podemos quedarnos ahí mirándolo o podemos intentar equilibrar las desigualdades y para ello, hay que aprender a mirar los hechos de la forma más fenomenológica posible, es decir, sin juzgar y de forma madura, sin posicionamientos de entrada. Todo agravio consta, como todo, de dos caras: victima y perpetrador. Y la historia de la humanidad, no es una foto polaroid tomada en un instante de dolor, es más bien un largometraje, donde las dos caras de la moneda se van turnando continuamente. Comprender esto y comprender que el hecho de tomar un posicionamiento concreto ante un conflicto a nivel individual, no deja de ser fruto de un sinfín de circunstancias personales, sociales e incluso familiares, es para mí, la clave de todo. Si repaso mi árbol genealógico, encuentro sin ir muy lejos que mis ancestros ha estado a los dos lados de muchos conflictos ( y si miramos más atrás, los que somos europeos, mejor que callemos ) pero tengo el suficiente respeto como para no juzgarlos en la distancia del tiempo, entre otras cosas porque sin ellos yo no estaría aquí y porque a pesar de todo si miro para atrás en el tiempo me siento muy afortunada de los niveles de justicia y respeto de la sociedad en la que vivo y debo agradecer a muchas generaciones de un bando y de otro, que dejaron su vida para que yo pueda disfrutar de un grado de civismo importante. Así que, miro los hechos, los acepto con la certeza de que hicieron lo que consideraron correcto en su momento de la misma manera que yo vivo intentando hacer lo que considero correcto y con la certeza de que mis hijos y nietos también sabrán ver y mirar mis errores. Por suerte, la humanidad cada vez va tomando más consciencia de sí misma y lo que en otros tiempos se entendía como un derecho, conquistar, matar, saquear en nombre de una causa parcial, se va entendiendo ahora que, o nos sirve a TODOS, o no nos sirve. Todo esto no quita que no vea injusticias ni desequilibrios por todas partes, pero la mirada de respeto me abre a la conciencia de que nada es tan simple como ver buenos y malos. Luego de esta toma de consciencia, mi responsabilidad, pasa por aplicar esta conciencia de reequilibrio dentro de mi radio de acción, compensar lo que pueda y deba ser compensado y evitar que en la medida de lo posible más injusticias y, ahí, desde la corresponsabilidad, tenemos todos a nivel individual mucho poder, se puede aplicar a la familia, a las amistades, al trabajo, a lo económico, a lo social, a lo ambiental, a lo político y sobretodo a nosotros mismos! A ver quién es el inconsciente que se atreve a afirmar que nunca ha roto un plato!

    El camino de la consciencia, también pasa por entender el significado de las palabras.

    Como decía mi querido Benedetti en un poema excepcional “El olvido está lleno de memoria”. También fue él quien me explico, a su manera, que siendo todos albañiles pues mejor construimos puentes en vez de muros.

    Un abrazo fraternal

  7. Alejandro Palavecino

    Bravo, ¡Olga!

  8. Nada más bello que ver que la disensión crea tanta comprensión.

    Os agradezco vuestro ejercicio de reflexión. Seguramente lo menos importante es que me déis o quitéis la razón. Lo más importante es que podamos tratar aquí cualquier tema abiertamente.

    Un abrazo

  9. olga

    Sin duda alguna, no se trata de tener o no tener razón, cada uno llega a la comprensión por caminos distintos aunque yo creo que todos deben pasar en algún momento por juntar la razón y el corazón, lo importante es llegar de alguna manera y si se quiere, poder compartirlo, todos aprendemos de todos.

    Gracias por este espacio de diálogo respetuoso, necesitamos muchos espacios como este.

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